Cuando realizamos nuestro diagnóstico aparece habitualmente, como primera causa que explica el declive, la ausencia de una estrategia empresarial que marque el rumbo de la compañía. Resulta además muy curioso que, cuando informamos al empresario sobre nuestras conclusiones y sobre la necesidad de establecer un mapa de ruta, un plan estratégico (que de eso se trata, en definitiva) nos diga que la suya es una PYME, y que no tiene ni el tamaño ni los recursos ni el tiempo para plantearse la elaboración de dicho plan.
Craso error que suele encontrarse en el origen del declive de las empresas … especialmente en las PYMES.
Las empresas, como las personas, como los barcos, los aviones o los automóviles, necesitan saber hacia dónde se dirigen. Nadie sale de casa y empieza a caminar sin haber reflexionado a qué lugar se dirige; y si alguien lo hace lo más natural es que acabe perdido.
Un Plan Estratégico no trata de adivinar el futuro, ayuda a crearlo.
Un Plan Estratégico no garantiza que el camino será llano y sin sorpresas, pero ayuda a afrontar los obstáculos que puedan surgir y a mantener la vista puesta en la meta.
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